Los huesos como "chivatos" de la edad
Los huesos van evolucionado gradualmente con la edad a través de dos procesos diferentes: La osificación y el desgaste óseo. Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 20 años de edad, es la osificación la señal más indicativa de la edad de una persona. ¿En qué consiste? Desde el nacimiento, nuestros huesos no están completamente formados sino que se encuentran en un proceso incompleto de desarrollo.
Conforme van pasando los años, y dependiendo de cada hueso, van apareciendo puntos de osificación a partir de los cuales se forma hueso nuevo, lo que provoca un aumento del grosor y de la longitud constante con el tiempo (sin tener en cuenta excepciones). Además, como secuencia de este proceso de osificación,
los cartílagos de crecimiento también van convirtiéndose gradualmente en hueso conforme mayor es la edad de la persona. De esta manera, cuando una persona deja de crecer se debe a que los cartílagos de crecimiento están osificados y ya no pueden aumentar más su longitud, lo que ocurre en torno a los 20 años (antes en las mujeres).
Existe la particularidad de que,
para cada hueso, existe una edad concreta en la que aparece su punto de osificación y, además,
también para cuando se cierra un determinado cartílago de crecimiento. Así por ejemplo, sabemos que el hueso
trapecio (en la mano) comienza a osificarse a los 3 años o que el
pisiforme (también en la mano) lo hace a los 9 años. Así pues, con una simple radiografía podemos saber en qué edad se encuentra una persona en crecimiento teniendo en cuenta los puntos de osificación y los cartílagos de crecimiento osificados que vemos.
La variedad de huesos que suelen utilizarse en pruebas forenses para determinar la edad de un menor, o para comprobar si realmente se trata de un menor, es muy amplia. Por su facilidad y rapidez,
a menudo se utilizan radiografías de la mano-muñeca (radiografía del carpo) para estudiar los huesos correspondientes, pero también se puede estudiar la clavícula,
el atlas, el pie, las costillas...
Aunque los resultados que nos ofrecen la osificación de los huesos son bastante fiables, siempre hay que tener en cuenta distintos factores que van a modificar el periodo de osificación. Así, por ejemplo, no sólo los niños y las niñas tienen diferentes patrones de osificación, la etnia también influye bastante. De hecho, la osificación ósea se da antes en los negros que en los blancos. Para tratar de minimizar los errores que pueden inducir estas variables, se comparan las radiografías obtenidas con radiografías o imágenes con el estándar de osificación para un sexo y una población dada.