El cuerpo humano contiene una gran cantidad de microbios,
millones de organismos con los que compartimos espacio llamados colectivamente “microbioma”.
Estos juegan un papel clave en numerosas funciones fisiológicas de nuestro
cuerpo, por lo que tienen una gran influencia en nuestro estado de salud. Su
estudio es uno de los campos más activos de la biología actual y los
científicos apenas están comenzando a rascar la superficie al descubrir las
complicadas relaciones que el microbioma de nuestro intestino tiene en ciertas
enfermedades del aparato digestivo (por ejemplo la enfermedad
de Crohn o
el síndrome
de colon irritable) como de otras aparentemente no relacionadas como
la obesidad o
la diabetes.
El procedimiento nada tiene que ver con un trasplante al uso.
Todo es mucho más rápido y sencillo. Una vez que han sido
purificadas y mezcladas con leche o con suero, las heces del donante se
introducen a través del colon, mediante colonoscopia, o por la nariz, con ayuda
de una sonda nasogástrica común.
"Lo que se consigue es repoblar con
las bacterias buenas de los excrementos donados el intestino dañado del
paciente", explica el galeno Pajares. Como abonar la tierra estéril
de huerto. "
El entusiasmo por los
resultados en Estados Unidos, pionero en trasplantes fecales, ya ha
dado lugar al nacimiento del primer banco de cacas del mundo, en Boston.
“Tenemos más de 130
muestras y listas para usar", en palabras de Mark Smith, quien tras
licenciarse en Microbiología en el Instituto Tecnológico de
Massachusetts ha montado OpenBiome, donde las heces, mezcladas con
glicerol para que no se estropeen, se almacenan en frío. A cambio los
donantes reciben 40 dólares (31,6 euros) por deposición.
El otro reto es obtener excrementos libres de virus, entre
5.000 y 50.000 en una sola deposición, y que únicamente se queden lasbacterias capaces de regenerar
por completo la flora del intestino destruida. "El resto, aunque
suene mal y dé reparo, no tiene mayor complicación...", concluye el médico
Guarner.
Fuentes: El País y El Mundo (editado).
Fuentes: El País y El Mundo (editado).
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